Esta semana nos ha visitado nuevamente Diana (enfermera pediátrica y mamá de Ana), esta vez para enseñarnos a curar heridas. Ha comenzado con la historia de cuando Rita (nuestra mascota) se cayó y se hizo una herida.
Con el cuento del Monstruo de colores han identificado algunas emociones que sintió Rita y cómo curar esa herida. Algunos niños han mostrado sus heridas y han contado alguna anécdota.
Algunas recomendaciones que nos ha dejado Diana en relación a todo lo trabajado en el "Taller de heridas" las podéis ver a continuación.
1. Repasar juntos en familia la secuencia de curar una herida.
1. Repasar juntos en familia la secuencia de curar una herida.
(Pinchad en el enlace para ver el material elaborado por Diana y trabajado en el aula)
2. Customizar los antisépticos: betadine (nombre comercial de la povidona yodada) o cristalmina (nombre comercial de clorhexidona al 1%). Buscar alguna pegatina chula de sus héroes o dibujos favoritos puede ayudarles a disipar un poco la pena que supone curar una herida. Utilizar los poderes mágicos de la "superfuerza" que tiene el spray puede ser útil (en el caso de la clorhexidina), cuando se ponen nerviosos ante una cura. Tirar de un poco de imaginación, ponernos en su mundo de fantasía, para desplazar un poco ese miedo a la cura y sustituirlo por la valentía de enfrentarse a ello. Acabar las curas con alguna pegatina, sello, tirita de dibujo o algo llamativo a modo de recompensa puede ayudar también.
3. En el taller en sí, hemos hecho hincapié en la importancia de lavar las manos previas a la cura con agua y jabón. Y si disponemos de guantes para curas, fenomenal usarlos.
4. Una buena limpieza de la herida con agua y jabón para quitar los restos orgánicos es fundamental. A veces, las heridas muy sucias, con tierra, es difícil lavarlas en un lavabo, sobre todo si son en miembros inferiores. En ese caso es importante hacer un buen lavado en casa en la ducha para arrastrar cualquier resto de suciedad. Y este punto es fundamental porque los antisépticos no pueden hacer su función de eliminar los microorganismos y prevenir la infección si ha herida no tiene una buena limpieza previa.
5. Tras la limpieza, hemos aprendido a secar bien la herida. Los peques lo tenían claro, entre secar con algodón "peludo, que deja pelos en la herida" o una gasa limpita (mejor si es estéril). Hemos secado la herida de dentro hacia fuera. No es conveniente pasar la gasa dos veces por el mismo sitio.
6. Después hemos utilizado el spray mágico que elimina los microbios (hemos simulado que la purpurina eran los microbios). Lo dejamos secar al aire y si la herida no sangra, con esto sería suficiente. Aquí si la herida sangra o supura (ese liquidito transparente muy típico de los raspones) sería conveniente tapar con un apósito o tirita según el tamaño.
7. No debemos soplar las heridas, porque de esta manera podemos trasladar nuestros microbios a las mismas. Hemos comentado que a veces las heridas pueden picar o escocer y que podemos soplar al aire, pero no a la herida, para que moleste menos.
8. Hemos visto la importancia de no minimizar los sentimientos de los demás cuando se hacen una herida. Debemos evitar esas frases "pero si eso no es nada", "anda, no llores, que es una herida muy pequeña". Sustituirlas por frases que les haga sentir que empatizais con ellos su dolor o su miedo ante una cura, "vaya herida, te debe doler..."
9. Implicarles en el proceso de curas les puede ayudar mucho, "¿vamos a por el botiquín y limpiamos la herida juntos?". Ellos pueden coger el material con vosotros o incluso participar directamente en la cura, orientándoles en los pasos. Les he insistido que tanto la clorhexidina como la povidona yodada, SON MEDICINAS, que no pueden utilizar solos, que deben manejarlas los mayores.
Excelente taller, sencillo, cercano y adaptado al universo infantil.
¡MUCHAS GRACIAS DIANA!